Un amigo estuvo en Japón trabajando por un año. Además del típico asombro por el desarrollo social y tecnológico, se sorprendió por las pocas vacaciones que toman los japoneses. Siendo como son un país de altísimos ingresos, conocen en 10 días al año medio mundo.
Casi todos habremos vistos esos grupos de turistas japoneses, que caminan a velocidades supersónicas, arrasando a su paso con todo lo que se vende y tomando miles de fotos por segundo. En general, según mi amigo, compran esos paquetes de «Conozca 213 ciudades en 7 días», y tienen tan poco tiempo, y quieren conocer tanto, que ven el mundo a través de sus cámaras. De todo tienen una foto para recordar después.
La verdad, al final del viaje, es que no conocen nada. Tienen una foto junto a la Torre Eiffel, pero no saben del cansancio que produce subirla a pie. Han estado en el Coliseo, pero difícilmente sepan hablar del carácter de los italianos.
En el pueblo de mi padre conocí hombres y mujeres de 70 años que, viviendo en una isla, no habían visto nunca el mar. En las noches sin Internet, sin videojuegos y poca televisión, sentados al lado de las brasas que quedaban aún del fuego de la comida, las historias nunca se repetían. Cuando íbamos al río, cada piedra recordaba algo. En la calle, caminar dos cuadras demoraba media hora, saludando a cada quién por su nombre, y preguntando por otros conocidos.
Una vez más, el ritmo vertiginoso de la vida «moderna» me hace preguntarme, ¿conozco verdaderamente algo o a alguien? Espero poder vivir cada día para darle un «sí» como respuesta a esa pregunta.
😉
Ya nadie conoce nada, solo «identifica» gracias a códigos culturales pre-establecidos
sad
Que lindo te quedo. Vengo pensando en eso como hace dos o tres dias… Creo que hasta hice un tweet sobre la sociedad de la informacion… en la que nos enteramos de todo pero no sabemos (conocemos) nada…
Nos quieren volver japoneses, te digo que es una conspiracion.
Hablaba con Ariel Isaac de eso los otros dias. De la Basedatificacion (la invente, lo se) segun google goggles. Identificar patrones, «ilikes», exitos, lugares.
Hay tan poco tiempo y tanta informacion que, inevitablemente, se nos escapa bastante. Con nostalgia recuerdo mi camino diario a la escuela, por la misma linea del tren, tirandole piedras al mismo rio, que era cada dia diferente. Nos quedo chica la aldea y ahora nos damos cuenta que el mundo nos queda grande. Eternos inconformes, que se le va a hacer….asi nos tocaron las cartas, solo queda jugar.
Yo secretamente quisiera que los japoneses, cuando estan en esos momentos de calma tomando el te sentados en las esterillas (clasico momento de peliculas que dura una eternidad) se dediquen a ver las fotos que tomaron a las corridas…
Un post del cual podemos hacer un interesante debate, larguisimo, que seguro nos da para cambiar el trago de la sombrillita varias veces xD
Julio, me encanto tu frase: «Nos quedo chica la aldea y ahora nos damos cuenta que el mundo nos queda grande» La comparto por supuesto. La situacion me recuerda al viejo refran: el que mucho abarca poco aprieta 🙂
Pero no todo esta perdido. Creo que a nivel personal podemos » en cierta medida» tomar control de las cosas, y desacelerar un poco nuestras vidas; no siempre lo lograremos, pero tampoco siempre fracasaremos en el intento.
Por lo pronto, hay que irle dando cuerpo al proyecto «Crucero debates sombrillitas jejejeje
Mi querido amigo, me uno a ese grupo que pretende caminar por la vida conociendo bien a fondo a todo y a todos…..
Leerte te hizo presente, porque es el tipo de comentarios que te definen y que simplemente uno no puede escucharlos y pasar de largo, te tocan, te obligan a tomar partido, a hacer un alto. «Definir es salvar» (Martí) y creo que tienes muchas buenas causas salvadas, buenos sitios donde estar (pensar) para ser mejor, para vivir mejor. Bien por ti y nosotros que te leemos. Un abrazo.
Tienes razón en lo que escribiste, como siempre.
Yo voto por los paseos, las personas, las palabras, los saludos… a veces detenerse es la mejor opción.
cada vez que leo uno de tus post pienso que me perdí la oportunidad de tropezarme contigo por casualidad en la lenin, o en labana, a arreglar el mundo…
hoy me hiciste recordar una vez más a la señora que vive en la esquina de mi calle aquí en bonn, que hace días que no la encuentro casualmente en las mañanas, paseando a su perro, salúdandome con alegría y cóntandome historias de su esposo si me paro a hablarle un rato… Leerte y encontrarla a ella y otros vecinos singulares, me recuerda siempre que tengo mucha suerte de vivir en una extraña calllecita de una ciudad y un país que no acostumbran a hablar con «extraños» sin sospechar de sus intenciones… Un abrazo.
jeje, las tildes se fueron a donde quisieron… me permitiré llamarle (con absoluto descaro) libertad ortográfica!
Me recordaste el tema de la lentitud, que alguna vez debatimos con los tweeps (pero nuestras timeline son como esos álbumes de fotografías de los japoneses, fugaces).
Estamos presos de una fiebre. Trabajamos para trabajar, y trabajar, y trabajar. Y el beneficio son esos diez, quince días al año durante los cuales estamos tan agotados, y tan ebrios aún de trabajo, que difícilmente superamos la resaca.
Hemos alcanzado un desarrollo tecnológico notable, pero no creo que hayamos ganado demasiado en momentos de felicidad. Esa es una de las tragedias de nuestra civilización.
Pues yo he de confesar que soy de las que si salgo, y me doy cuenta que se me quedó la camarita … regreso! y si no tiene baterías … pues lo dejo para mañana (el paseo claro!) 😦
Si no lo retrato, es como si no pasara.
Yo sí, yo sí creo en los paseos y el andar vertiginoso de la vida y en entretenerse con los vuelos de las mariposas, con las construcciones, al tecnología, las huellas, pero esa necesidad de querer conocer constantemente a las personas o a las cosas, no es que no sea curiosa pero…me asaltan las dudas… nos conocemos bien a nosotros mismos, tenemos tiempo para definir o saber qué es lo que quiero conocer?
Al menos con cierta edad en las costillas sabemos que es lo que no queremos…pero encontrar lo queremos es tarea difícil… no me hagan mucho caso, en ocasiones extrapolo demasiado…
Aunque vale…creo…
Yo creo que conozco lo que veo crecer, o cambiar.
Y para conocer a la gente una vida apenas alcanza.
al menos se puede intentar… tomarse el tiempo
Creo que independiente del ritmo y del lugar donde estés, si uno quiere *siempre* puede conocer a alguien. Sólo hay que animarse a hacerlo 🙂